Con un movimiento rápido pasa las cuerdas y eleva sus puños. Músculos en tensión y la vista fija en el oponente, que en este caso es su entrenador. El sonido de cada golpe obliga a apretar los ojos, como si fuesen martillazos. La seguidilla es implacable, genera la mezcla justa de admiración y miedo. Hasta las piernas acompañan en firmeza cada puño recto que impacta contra los guantes focos. Chucky Alaniz está sólo entrenando, pero demuestra por qué es la Campeona Mundial de la World Boxing Organization (WBO).

Celeste Alaniz es boxeadora y entrena desde los 15 años cuando cambió las peleas en la calle o en la escuela por el entrenamiento profesional brindado por Leandro Ledesma y la promoción de la mano de Julio Cesar Ledesma, padre de Leandro y quien lleva adelante el Gimnasio y Microestadio JCL Box, de Libertad, partido de Merlo.

La llaman Chucky desde chiquita, por inquieta y peligrosa, viste con los colores de Boca y defendió su título en septiembre pasado ante Débora Rengifo, boxeadora venezolana que osó buscar el cinturón de campeona que luce la merlense. Además, es Campeona Argentina en peso Mosca y Campeona Latinoamericana por la WBO. Cómo si sus preseas fueran pocas, ganó todas sus peleas profesionales, lleva 16 encuentros invicta, de los cuales 6 fueron por Nocaut.

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“La verdad que ser invicta me alimenta, me dan más ganas de seguir por más. Cuando me dicen que voy a subir al ring no quiero que me saquen el invicto, entonces me da hambre, me alimenta para más victorias”, explicó a Castelar Digital la Boxeadora. “Yo me peleaba mucho en la calle, era mamá y todo, pero no me importaba nada, me quería comer el mundo. Mi papá me propuso empezar boxeo y me encantó, me enamoré completamente del boxeo”, rememoró la deportista.

Su disciplina no es tarea fácil. Para poder rendir entrena todos los días, doble turno, se alimenta según indicaciones de su nutricionista y es guiada por un psicólogo para afrontar las presiones de la corona. Antes, cuando era amateur boxeaba todos los fines de semana. Ahora, puede llegar a esperar varios meses hasta ser retada para medirse por su título: “Uno no es campeón cuando gana el cinturón sino cuando lo defiende, hay que mantenerlo. La contrincante también entrena, tiene dos manos. Hay que entrenar todos los días aunque aún no tengas fecha de pelea, hay que estar preparada”, completó la vecina.

Apenas tres meses después de la obtención de su título ante Tamara Demarco en junio de este año, llegó la convocatoria para la defensa del título. “Vimos las peleas de Rengifo, con mi entrenador la estudiamos para saber cómo pelea. No me iban a sacar el título tan fácil”, destacó.

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El esfuerzo deportivo y el entrenamiento constante exigen una dedicación full time a la disciplina. Allí es el momento en que los sponsors son quienes brindan el colchón económico para que Chucky pueda seguir luchando. Primero fue La Herradura, una fábrica de tapas para empanadas y pastas, y Hierros Libertad, el mayorista de hierros para construcción que lidera el mercado en Merlo y que fue el responsable de los hierros utilizados en construcciones tan icónicas en la Zona Oeste como el shopping Plaza Oeste, el antiguo Showcenter y la autopista Acceso Oeste (Ver: Hierros Libertad: continuar el legado y seguir creciendo). “Me concentro plenamente a entrenar y quizás si una se dedica de lleno, si no tiene el acompañamiento de los sponsors, no podría lograr lo que estoy logrando. Necesitas nutricionista, psicólogo, la ropa, muchas cosas que hay en el deporte, que si no fuera por los sponsors tendría que salir a trabajar y no sería lo mismo, no tendría el mismo tiempo para entrenar. Tengo mi nena también, es muy importante el apoyo de los sponsors”, agradeció la pugilista.

Desde hace 11 años, Chucky es acompañada por su entrenador, Leandro Ledesma, quien moldeo los puños y agresividad de la boxeadora con técnica y disciplina, hasta llegar a ser la campeona del mundo. “Celeste destaca por su compromiso y la dedicación que tiene. Lo físico, la técnica, se va ganando en base a cómo entrenan. Ella tiene un profesionalismo y una entrega tremendos, no falta un día, hace doble turno y siempre da lo máximo”, señaló Ledesma.

“En el boxeo femenino no abundan los nocauts. Ella en las últimas siete peleas metió seis nocaut. Al principio le costó alcanzar eso, pero hoy en día es una amenaza. Es un orgullo para un entrenador. Fue de las primeras boxeadoras que tuvimos y la vimos desde el día cero, desde cuando no sabía tirar golpes hasta hoy, que es campeona del mundo”, completó el entrenador.
El gimnasio JCL se encuentra en Avenida de los Patricios 7051 y es el lugar de entrenamiento elegido por otras boxeadoras de renombre: Flor López, Sol Cudos, Gisela Quintanilla, entre otras. También una joven promesa, Tatiana Daglio quien alcanzó la medalla de bronce en los Juegos Sudamericanos de la Juventud, disputados en Rosario en mayo de este año y también es campeona regional y nacional en la categoría de 52 kilos. “El boxeo es todo, mi sueño es ser campeona del mundo. Hoy estar entrenando acá en este gimnasio, con Leandro Ledesma que nos enseña muchísimo y Cesar Ledesma también, es un orgullo. Entrenar con Celeste Alaniz, con todas las boxeadoras, son mis compañeras, tengo el honor de entrenar con ellas y poder prepararme al máximo en mi carrera pensando en lo que se va a venir”, destacó la joven deportista.

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El gimnasio, que ostenta las columnas, el techo y su máquinas construidos con materiales brindados por Hierros Libertad, es la casa de Julio Cesar Ledesma. Promotor de boxeo, entrenador y boxeador retirado, lleva adelante su espacio desde hace 35 años. “No logré mi sueño de ser campeón, pero luché para tener esto y lograrlo. Hace 13 años empecé en este lugar. Primero alquilando y después empecé haciendo la pileta, quería tener una quinta acá, pero después lo hice gimnasio. Todo lo construimos con Hierros Libertad y hoy nos da apoyo con los boxeadores. Hay que seguir avanzando, solo no podes, porque se necesita inversión. Los sponsors son importantísimos, los materiales es carísimos: guantes, bolsas. El boxeador tiene que tener tiempo, Psicología, nutricionista y no lo podemos bancar nosotros. Los sponsor son gente del barrio, estos chicos también son del barrio. Es fundamental que nos ayuden”, cerró el manager y promotor de boxeo.

Celeste Chucky Alaniz sube al ring junto con su entrenador. Conocen la rutina, la misma que ejecutan desde hace 11 años: ella dispara sus mejores golpes, él los recibe en su manos y dicta indicaciones. Son apenas unos minutos, el mismo tiempo que un round pero de repetición continua. Cada vez más mujeres se vuelcan al boxeo, ella tiene un mensaje para las noveles: “les digo que se animen a practicar boxeo, a entrenar, es alg hermoso. si ya miran boxeo y les gusta, tienen que ir a probar, no importa lo que digan, con solo probarlos le va a gustar, con probar no van a perder nada, es un deporte muy lindo”. La campeona sigue entrenando, esperando el momento para demostrar nuevamente sobre el ring por qué lleva colgado el cinturón más preciado.